Acabamos de ver cómo el pueblo salva al pueblo, cómo ante una tragedia se han movilizado miles de personas, se han donado miles de euros, kilos de comida, montones de ropa… Ante una catástrofe es casi imposible quedarse inmóvil y no ser solidario, ya que en nosotros nace una necesidad interior y a veces instintiva para ayudar al que lo necesita.
Pero ante estos ríos de solidaridad me hago esta pregunta, ¿es necesario esperar a la tragedia para ayudar? La respuesta está clara, ante una catástrofe nos movilizamos sin pensarlo. Pero ¿después qué? ¿Sólo con esto es suficiente?
Hoy entrevisto a Monste Martínez, cofundadora de Babies Uganda con la que colaboro desde hace años, quien nos va a contar la importancia de una solidaridad sostenida en el tiempo y la implicaciones emocionales que tiene el ser solidario.
El ser solidario tiene un impacto emocional enorme, ya que va a despertar en cada persona la compasión, el amor, el agradecimiento… una serie de sentimientos que llevarán a sentirse mucho más feliz, con mayor autoestima, ya que se sienten útiles y autorrealizados.
Además, varias investigaciones han demostrado que ayudando a otras personas se genera en nuestro cerebro una serie de respuestas neuroquímicas de gratificación, generando las hormonas de la felicidad: endorfinas, serotonina, dopamina y oxitocina.
Por tanto ante un acto de ayuda a los demás mejorarás ante un cuadro de estrés, de ansiedad o de depresión. Tus problemas se relativizan, se quedan a un lado y tu pensamiento comenzará a ser más positivo.
De la misma manera ayudará a mejorar tu salud física, ya que mejora el corazón, el sistema inmunológico y los síntomas del dolor ya que desactiva una zona cerebral que reacciona a estímulos dolorosos.
Y por último mencionar la comunidad social que se genera en un acto solidario. Es la mejor manera para salir de la soledad y de generar nuevas relaciones y amistades con inquietudes similares.
Ante una catástrofe las ayudas particulares llegan en tromba de manera rápida y poco organizada, pero la realidad es que en cuanto llega otra necesidad en nuestras vidas, nos olvidamos y nos centramos en otra cosa. Ahí es cuando se siente la soledad, la desolación y la desesperanza por parte de los afectados.
La empatía, al ver una catástrofe, nos impulsa a ayudar, pero esa motivación se va perdiendo en el tiempo.
Una pequeña ayuda sostenida en el tiempo es mucho más importante, en especial en los proyectos mantenidos en el tiempo. De ahí la importancia de generar confianza a través de la transparencia y a partir de ahí seguir manteniendo la motivación de cara a que esa solidaridad no decaiga.
Por todo esto, pero en especial por lo que nos cuenta Montse en la entrevista os animo a que ayudéis de la manera que podáis donde os sintáis mas motivados.
Ayudar a los demás es una de las mejores medicinas físicas y emocionales.
Me quedo con una frase de Montse que dice: “no hay que ser ambiciosos, sino disfrutar de lo que estamos ofreciendo en cada instante”.
Los beneficios de mi libro “Abona tu Fertilidad” se donan íntegramente a Babies Uganda.
Gracias Monste, Maribel y María por vuestra labor.
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