Este artículo se lo dedico a muchos de mis clientes, ya que es una de las características que más me encuentro sobre todo con personas con baja autoestima y bajo autoconocimiento, debido a que no son personas capaces de gestionar estados emocionales negativos en torno a una tarea.
Dejar de procrastinar te ayuda a mejorar tu autoestima y a ser más productivo. ¿Quieres serlo? Te animo a que sigas avanzando en este post para que puedas lograrlo.
Procrastinar significa posponer o aplazar tareas, deberes y responsabilidades por otras actividades que nos resultan más gratificantes pero que son irrelevantes. Esto es si tengo que limpiar un cajón o ponerme a estudiar, esto es poco placentero para mi y lo pospongo haciendo cualquier otra cosa que me haga sentir mejor.
Pero también se da cuando no creemos que estamos capacitados para hacer la tarea, te genera ansiedad por algún motivo y entonces eludes el hacerlo.
Por tanto queda claro que procrastinar es un problema de regulación de emociones, no un problema de gestión de tiempo.
También es importante señalar que procrastinar es algo irracional: el lado emocional corresponde al deseo inmediato y la parte irracional obedece a una tarea a largo plazo. Claramente manda lo irracional, lo inmediato y a partir de ahí entras en un bucle del que no te das cuenta de cómo salir.
Te voy a poner un ejemplo tonto: tengo que llamar a mi tía esa que vive sola y se enrolla como las persianas. Me da mucha pereza y me siento mejor recogiendo la cocina. Pero sé que mi tía está sola y que necesita compañía. Mi lado racional me dice que he de cuidar de mi tía y mi deseo inmediato se escapa aunque sea haciendo otra tarea no muy agradable.
Me imagino que si algún día falta mi tía no querré mirar hacia atrás y arrepentirme de no haberle prestado la atención adecuada, de no haber aprovechado bien el momento en que podía compartir.
Las personas que más procrastinan suelen ser personas muy impulsivas, que prefieren el bienestar inmediato a la tarea.
Personas con excesivo estrés que no son capaces de llegar a todo. El problema es que ante esta situación se están llenando de mucho más estrés.
Personas que se distraen fácilmente y no se dan cuenta de qué tienen que hacer.
Personas demasiado perfeccionistas a las que les asusta el resultado y no quieren frustrarse, por tanto no lo hacen.
Personas que no se valoran o no ponen en valor sus capacidades. Que no se responsabilizan de sus actos ni de su autocuidado.
Claramente mal. Aunque a corto plazo obtengamos mayor bienestar, nos lleva a mayor estrés pero sobre todo a una gran baja autoestima, nos hace no sentirnos capaces y nos lleva a incluir un gran abanico de sentimientos de culpabilidad y vergüenza.
De hecho hay un estudio sobre ello donde nos explican aparecen pensamientos rumiantes las cogniciones procrastinadoras que nos lleva a aumentar aún más el estrés y la ansiedad.
El procrastinar es un auténtico ladrón de energía.
¡¡¡Tú puedes!!!
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