La Navidad está a la vuelta de la esquina, pero ¿realmente es Dulce Navidad ❌🎅?
Para muchos es una época del año muy esperada, ya que les encanta y la disfrutan, pero para muchas otras personas es un momento lleno de nostalgia, soledad, estrés, excesos…
Lo que está claro es que la Navidad es un período que no deja indiferente a nadie y por tanto, influye en nuestra salud mental, o como me gusta decir, en nuestro equilibrio emocional.
De hecho, muchos estudios sobre el impacto de la Navidad en la Salud Mental lo avalan, pero lo más importante es el aumento que se produce en el índice de suicidios en los primeros días de enero. Y qué decir de las desavenencias en pareja que se percibe en el aumento de la demanda de terapia justo tras estas fechas.
En función de la salud mental y la resiliencia con la que llegue cada persona a Navidad, así se encontrará.
Los excesos, los viajes, los cambios de hábitos y de rutinas, va a ser una de las principales causas de tu agotamiento físico, una disminución de la energía vital y de tu bienestar emocional.
Las comilonas no ayudarán a que tu segundo cerebro, tu estómago, esté en orden. Por tanto, esto afectará también a tu mente. No hay nada como prevenir e intentar alimentarte de la mejor manera posible incluso en estas fechas.
Aumentar la ingesta de alcohol podrá aumentar sensaciones de soledad, nostalgia, tristeza, … Y por supuesto afectará a tu descanso, ya que suele ir asociado al insomnio. Por tanto, intenta no alterar en gran medida tus horas de descanso y no excederte en el consumo de sustancias que sean nocivas para tu organismo. Y por supuesto, ¡nada de brindis con los menores!
Mantén en la medida de lo posible el hacer algo de deporte, aunque sea caminar por tu ciudad con tu familia, esto aumentará las hormonas del bienestar.
Estas son unas fechas en las que socialmente se exige paz, armonía, alegría, buena presencia, buenas comidas, regalos ideales para cada uno…
Si estás pasando por un mal momento con tu pareja, no pongas muchas expectativas en cómo vais a estar entre ambos.
Si estás pasando por una crisis económica, asume que no vas a poder ser de lo más generoso este año.
Si tus familiares siempre están con mala cara y gruñen por todo, ¿por qué este año va a ser diferente?
Baja tu nivel de exigencia y alinéalo con la realidad, pero sobre todo con tu estado anímico, escúchate y recuerda que tu bienestar emocional es lo primero. No te fuerces a hacer aquello que de verdad te generará mucho malestar.
Desde una comunicación asertiva y compasiva, es bueno que comuniques a tu gente cómo te sientes y cuáles son tus sentimientos y necesidades y así reducir posibles conflictos.
Otra de las causas de gran estrés en estas fechas es que todo salga perfecto. La comida, los regalos, tu aspecto y vestuario, la decoración… Demasiado para tu cuerpo, sobre todo si fallan los recursos: tiempo y dinero.
Mi mejor cena de Navidad son unos huevos fritos con patatas, os lo aseguro. Ya me daré la mariscada cualquier otro día del año. Y recuerdo el año del COVID, donde estábamos solos los cinco y cada uno representó un continente y en función de eso tenía que hacer una comida representando a ese mismo, fue maravilloso.
No te exijas, sé tú mismo en función de tu estado anímico y por supuesto, no exijas a tus hijos y más si son pequeños, aquello que no les exiges a lo largo del año. Y NUNCA permitas que los familiares les comparen o les juzguen.
Es la época en la que estamos en el dar y el recibir y ojo con esto, porque hay personas a las que no les gusta recibir, ni siquiera halagos. Si eres una de ellas, ábrete a recibir amor, abrazos, regalos y así estarás desarrollando tu amor propio, ese que cree que no eres merecedor de recibir.
El ofrecer y regalar, aunque puede suponer un estrés como mencionábamos arriba, suele tener un impacto muy positivo en tu salud mental, ya que el ser generoso nos genera un torrente de esas hormonas del bienestar: endorfinas.
Y de la misma manera, con los abrazos y la gratitud, le estas generando a tu cuerpo un gran chute de antidepresivo natural. Por tanto, no dejes de hacerlo.
La Navidad es un momento de reencuentros con aquellas personas y familiares a los que adoras o con los que no te llevas tan bien, por tanto de nuevo, esto puede llevar a un momento de tensión o de estrés.
No es momento de sacar a la luz trapos sucios o reproches, ni es un momento de tocar ciertos temas que alteran la convivencia, como la política. Por tanto, evita y pon límites de manera asertiva a cualquier situación de esta índole.
Con aquellas personas con las que no fluye una sintonía, haz un trabajo introspectivo, deja atrás los egos y ten una mirada compasiva. ¿Qué le lleva a comportarse de esa manera? No te lo tomes a lo personal. Desde la compasión y el amor será mucho más fácil lidiar con esas personas más complicadas y tóxicas.
Esta parte es la que más me gusta explicar en Navidad. Me baso en la evolución de las conciencias según lo explicaba Bert Hellinger.
Escuchar tu alma te dará la clave para no sufrir estas Navidades. Si quieres saber en qué consiste os lo cuento aquí.
Sólo me queda desearos una Feliz Navidad llena de amor hacia TI. Gracias por SER y ESTAR.
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