Seguro que alguien en algún momento de tu vida te ha dicho que te liberes, que creas en ti, que no tengas miedo, que dejes de pensar así, etc.
Pues esto se debe a las famosas creencias o barreras limitantes. Son la barrera entre lo que eres y lo que te gustaría o podrías llegar a ser. Son los límites que te pones para conseguirlo y que en muchas ocasiones no sabes ni que existen, pero sobre todo no sabes cómo liberarte de ellas.
El inconsciente alberga numerosas respuestas automáticas, de las que no somos conscientes y en innumerables ocasiones funcionan como barreras limitantes ante la vida. Esto son las creencias limitantes.
Pero ojo que también existen creencias que no nos limitan, sino todo lo contrario. Las creencias pueden limitarnos o bien darnos la fuerza para conseguir aquello que anhelamos. Se trata de convicciones y creencias profundas que tenemos grabadas y que lo creemos a ciencia cierta, sin plantearnos otra realidad.
Una creencia instalada en nuestro inconsciente bien por patrones heredados de la familia o bien por experiencias vividas, condicionan qué pensamos, qué sentimos y cómo nos comportamos.
Funcionan sin que nos demos cuenta (inconscientemente), por lo que hacerlas conscientes, es el primer paso para realizar los reajustes necesarios de cara a cambiarlas.
A veces nuestros patrones de conducta están tan arraigados, que nos sentimos incapaces de cambiar… y solemos decirnos, yo soy así y no voy a cambiar, pero te puedo asegurar que la neuroplasticidad de tu cerebro puede llevar a cabo el cambio.
Por ejemplo, si cuando eras muy pequeña te decían que no servías para nada, es muy probable que se lo haya creído y estés lleno de inseguridades y te sientas incapaz.
Si te dijeron que no confiaras en los hombres, probablemente tengas relaciones de pareja un tanto complicadas, …
De la misma manera has podido tener una abuela que murió en el parto, una madre y hermana esquizofrénica, un hermano violento, muertes tempranas, abortos en la familia, etc. Todo ello ha traído tanto dolor a la familia que tu inconsciente sabio te defiende de ello y puede hacer que no te quedes embarazada.
Te voy a contar mi propio ejemplo: a mi me dijeron que era torpe siempre. Parte de razón llevaban porque me caía, pero ahora ya sé que se debe a mi agudeza visual y mi manera de moverme por el mundo sin prestar mucha atención. Mi madre nunca me dejaba ir a esquiar (algo que mi alma anhelaba) ni hacer alguna actividad un tanto arriesgada. Yo me sentía el Pitufo Torpe y cuando veía el potro en educación física delante de mi, os puedo asegurar que la percepción del Quijote respecto a los molinos de viento, viendo en ellos auténticos gigantes, era una bobada para el gran muro que yo percibía en aquel potro. Me crie creyendo que era torpe y que nunca se me daría bien cualquier deporte, aunque los practiqué sin éxito. Pero la vida me puso a Ernesto en el camino, un tiarrón de Huesca al que le encantaba esquiar. Pues allí que fui yo superando mis miedos, tomando clases y clases particulares para vencer al Pitufo Torpe que llevaba dentro, y convertirme en una gran esquiadora. A partir de ahí descendí barrancos, hice rafting, escalé… Dejé de creer que esa torpe y me convertí en una intrépida mujer.
Ten claro que nuestro cuerpo es un gran servidor, es un gran sabio que nos protege. El cuerpo sigue a nuestro inconsciente, y si este se cree que eres torpe no te va a dejar saltar el potro por si te caes. Por cierto, nunca lo conseguí saltar.
John Lennon dijo: “Cuando era un crío mi madre me decía que la felicidad era la clave da la vida. Cuando fui a la escuela, me preguntaron qué quería ser cuando fuera mayor. Yo respondí: Feliz. Me dijeron que yo no entendía la pregunta y yo les respondí, que ustedes no entendían la vida”.
Y ¿qué puedo hacer para cambiar esto?
Lo primero tomar conciencia de ello, hacerlo consciente, darle luz. A partir de ahí hay que hacer un trabajo de aceptación, de reconocimiento, de integración.
Todo ello será mucho más sencillo de la mano de un proceso terapéutico. Con técnicas como EMDR, Hipnosis, PNL o Constelaciones Familiares ya que llegamos al inconsciente, de tal manera que construimos un nuevo futuro, una nueva realidad.
¿Te leíste el cuento de Caperucita? Si no lo hiciste, te sugiero que lo hagas ahora, porque a través del cuento te voy a poner un ejemplo que suelo utilizar en mis cursos: Desmontando a caperucita.
Todos los que lo conocemos sabemos que Caperucita era una niña dulce que vestía con una capa roja y que iba a cuidar de su abuelita que estaba enferma. De camino por el bosque apareció el lobo feroz que quería comérsela…. Y así hasta el final del cuento.
Ahora te pido que te inventes otra historia contando con los mismos personajes.
Te puedo asegurar que a lo largo de mi trayectoria, he visto a Caperucita de drag queen, la abuelita traficante de drogas, al lobo siendo un perrito dulce y tierno, de todo. Las historias me han hecho llorar de risa, te lo aseguro.
¿Te ha costado, desmontar a tu sistema de creencias y contarte otra historia? ¿Te ha costado que los personajes se reconviertan en buenos o malos?
Empieza a desmontar en tu cabeza todo el cuento que te has o te han contado durante años sobre ti y tus posibilidades. Desmonta tu propia historia para sacar de ti lo mejor.
Ponte a ello que en breve escribiré sobre cómo cambiar creencias.
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