¿Comes de manera automática? ¿Tienes hambre física o emocional? ¿Te gusta tu cuerpo? Ante situaciones estresantes ¿Comes como si no hubiera un mañana o todo lo contrario?
El ritmo de vida frenético que llevas, tú y la mayoría del mundo occidental, te lleva a comer de manera automática, de manera compulsiva en muchas ocasiones y eso hace que pierdas la capacidad de alimentarte de manera consciente.
Cuando nacemos, un bebé come de manera consciente, llora cuando tiene hambre y deja de comer cuando no quiere más. Por tanto, el ser humano tiene la capacidad de comer cuando lo necesita de manera consciente y de comer exactamente lo que necesita para tener la energía suficiente. Pero hoy comemos cuando podemos, en función de nuestro horario y muchas veces ni siquiera tenemos la capacidad de decidir qué comemos, sino lo que toca o lo que hay. La sociedad nos introduce a través de la televisión y de las cadenas de supermercados alimentos y bebidas nada saludables. Me dirás que cuando ves el anuncio de Cruzcampo no te apetece una buena cerveza fría compartida con tus amigos, o diles a tus hijos que Oreo no es un alimento de calidad.
Me imagino que ya te habrán dicho que tienes que controlar y tener fuerza de voluntad respecto a la comida y yo te digo que si lo haces desde ese lugar es una auténtica falacia, deja de engañarte, porque si controlas, estarás deseando descontrolar en cuanto puedas, para darte un homenaje.
Cambia el chip. Adelgaza con Amor. Lo primero determina y elige cómo quieres relacionarte con la comida y con tu cuerpo. A partir de ahí, si lo quieres hacer de una manera consciente y saludable ¡empecemos!
Pues bien toca el momento de hacer exactamente eso. Cada día quédate ante el espejo unos minutos, observa cada parte de tu cuerpo y comienza a aceptarlo tal y como es. Mírate a los ojos y dite a ti mism@ que te quieres mucho, que vales mucho y que te gusta tal y como eres, es el momento de aceptar tu templo sagrado, sea como sea. Para ti es el mejor templo, si no es así, estarás toda la vida renegando de él y NUNCA serás feliz.
Haz que tu ducha sea un auténtico spa. Haz que el agua caiga sobre ti y sobre cada parte de tu cuerpo dándole la oportunidad de acariciar tu piel y de sentir cada gota que cae. Haz de tu ducha un momento de aceptación y de serenidad. Conviértelo en un momento de plenitud, de atención plena. Comienza el momento de contemplación, no lo hagas con prisa, deja de hacerlo en automático. Si puedes date un baño con sales de magnesio, de esa manera tu cuerpo se está limpiando por dentro y por fuera.
Tras ello date un masaje corporal, ve pasando por todo tu cuerpo, con la crema o el aceite, me da igual, pero mima cada parte de tu cuerpo como si le estuvieras dando un masaje a tu bebé, ¿verdad que lo harás desde el amor con una gran sonrisa? Pues empieza por ti mism@ De esta manera está llenando tu cuerpo de dopamina, la hormona del amor.
Amate por encima de todas las cosas y date a ti mism@ el amor incondicional que le darías a tu bebé.
Esto no significa que hagas lo que quieras y te dejes. Pero somos nosotros mismos los que más nos hacemos daño en múltiples ocasiones. Comienza con observar cómo te hablas, tomar conciencia de ello es el primer paso para cambiarlo.
A partir de ahí háblate desde la compasión y desde el amor. Deja de enfadarte contigo mism@ y de reprocharte, porque esto sólo aumentará tu baja autoestima y tu frustración. Si no te estás alimentando bien o te has dado un atracón, lo fundamental es que reconozcas el motivo que te ha llevado a ello.
Es importante que dejes de compararte y de ver en las redes sociales cuerpos perfectos o influencers siguiendo determinadas dietas. Yo que soy una experta en esto por lo sufrido con mi cuerpo, te diré que no existe una receta mágica para tod@s. Lo importante es saber cómo funciona tu organismo y, en función de ello, qué debes incorporar o quitar a tu dieta.
No el peso. Si ves mi lista de deseos para cumplir en esta vida el primero es mi salud física y emocional. Pero no sería coherente conmigo misma si me alimento a base de batidos por mucho tiempo. Hace un momento he desayunado un bol de avena con leche de avena, almendras, frutos rojos regado de piel de naranja. ¿Es mi desayuno ideal? No, prefiero una tostada con aceite, tomate y jamón serrano. Pero me he propuesto llevar una alimentación que me aporte energía a la par que desintoxico mi cuerpo. He elegido la salud y al hacerlo de manera coherente con mis deseos me siento bien conmigo misma.
Mi consejo: ponte en manos de un experto en la materia que no te dé recetas mágicas, sino que en función de tu organismo y de tu ritmo de vida se adecúe a tus necesidades.
¿Para que me alimento así? ¿Qué hay detrás de esto?
Puede ser el estrés, puede ser la soledad, puede ser el saciar el vacío interior, puede ser una lealtad familiar que nos dice que mejor tener reservas ya que en España hace un par de generaciones hubo mucha hambruna, pueden ser miles de cosas… Lo importante es descubrirlas. La mala alimentación es sólo el síntoma que esconde algo y para conseguir alimentarte bien hay que sanar eso primero.
Si no te sientes capacitad@, prueba con un psicoterapeuta. Te puedo asegurar que seguirás frustrándote si quieres alimentarte bien pero no puedes y esto te llevará a hablarte muy muy mal y por ende a tratarte mal y no hay mejor forma que comiendo mal.
Si te has puesto en manos de un nutricionista estupendo, pero si no, te aconsejo que te hagas un menú semanal, así evitarás el descontrol. Sé flexible y hazlo tuyo en función de tu personalidad y tus recursos (tiempo y dinero). Por ejemplo, a mi no me gusta hacer menús semanales ni registros, ya que soy muy anárquica, pero para empezar y tomar consciencia de qué me sienta bien o mal me adapto y lo hago.
No llegues ni cansad@, ni estresad@ a las comidas. Recuerda que el cuerpo se autorregula a través de los ritmos de autorregulación de los que ya hablé. Es muy importante aplicarlos de cara a que el hambre emocional desaparezca y que llegues con más energía al final de la noche.
Come de una manera consciente. Es el momento de la comida, así que deja los dispositivos electrónicos o cualquier cosa que te distraiga en otro lugar. Es un momento sagrado y aquellos que agradecen el pan de cada día por su religión hacen que ese momento sea pleno y lleno de gratitud. Qué mejor que eso, dar las gracias porque tú puedes llevarte un bocado a la boca de algo saludable y sano para ti. A partir de ahí has dejado de lado el piloto automático.
Te aconsejo que comas como si estuvieras en una cata. Primero observa los colores y los aromas. Luego introduce el alimento en tu boca, siente su textura, su sabor y poco a poco ve masticando despacio, lo más despacio que puedas. Desde la curiosidad ve observando qué sucede en tu cuerpo y en tu mente. Qué sensaciones nuevas vienen a ti.
No seas el primero en comenzar a comer o en coger de la bandeja y quédate al 80% de la capacidad de tu estómago.
Para terminar no quiero dejar de mencionar el poder de la hipnosis. En mi catálogo puedes encontrar Adelgaza con Amor además de otras muchas que te ayudarán a sentirte más sereno.
Pero aun así me gustaría que cada mañana dedicaras unos minutos a visualizarte cómo te gustaría sentirte en relación con la comida y cómo te vas a alimentar en este tu día. Incluso si cierras los ojos justo antes de comer y visualizas como quieres que sea, sentirás que todo se produce de una manera serena y placentera para ti.
Mi consejo: descubre el placer de comer.
Si tu templo sagrado está reluciente tú brillarás allá por dónde vayas.
Empecemos con algunas preguntas que me gustaría que te hicieras: • ¿Quién dirige tu vida? • ¿Cómo te has contado tu vida? • ¿Cuál es la narrativa, la historia de tu vida? •...
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