Nadear significa no hacer nada. O en otras palabras, parar, centrarte en ti mismo, relajarte, desconectar.
Hoy en día no se ve con buenos ojos el nadear, vivimos en una sociedad en la que siempre hay que estar haciendo algo, es por así decirlo una obligación.
Desde mi punto de vista, no hay ningún problema en dedicarse tiempo a hacer nada, todo lo contrario, es un acto que hará que logres ser más productivo.
Si quieres saber más sobre ello hoy te hablo del arte de nadear y de cómo te puede ayudar a encontrar el equilibrio.
En este mundo occidental en el que vivimos, el no hacer nada está penalizado. Estamos inmersos en un mundo competitivo, rodeados de estímulos, donde la inmediatez para conseguir las cosas se ha normalizado (Amazon). Todo ello nos lleva a realizar un exceso de actividades continuamente con la consecuente sensación de falta de tiempo, siendo esta una de las causas fundamentales del estrés, algo que se repite en el mundo laboral donde se percibe una sobrecarga de trabajo de manera continua.
El estrés es la percepción de no tener los recursos suficientes para afrontar lo que el medio te pide. Si esto nos acontece de manera continua podremos llegar a un estado de ansiedad generalizada o depresivo. Lo peor es que en este mundo en el que vivimos esto lo vemos hasta normal, porque la vida es así, se nos exige mucho… Desde que los niños son pequeños nos volvemos locos apuntándoles cada día a una o varias actividades extraescolares, además de pedirles que saquen de 8 para arriba en sus evaluaciones escolares. Si vemos tumbado a uno de nuestros hijos creemos que es un vago y nosotros no paramos hasta llegar exhaustos al fin de nuestra jornada día tras día y el fin de semana si no tenemos múltiples planes creemos que no estamos siendo productivos o que el vecino está disfrutando más que nosotros y eso nos frustra.
Desde niños se nos ha condicionado para encontrar el reconocimiento agradando a los demás o generando los beneficios adecuados. Parece que nunca es suficiente. De esta manera nuestro sistema nervioso suele estar en modo de lucha de continuo. Si nuestro sistema nervioso se queda de manera continua activado en el modo simpático dejamos de estar conectados con el mundo. Es importante que entiendas que nuestro cerebro siempre va a funcionar mejor si nuestro sistema nervioso está en el modo ventral (conectado), y desde ahí podrá ser muy productivo. Nuestro cerebro necesita alimento, glucosa, oxígeno y descanso y quizá no es suficiente con las 6 o 7 horas de sueño diario. Y ¿que pasa si falta alguno de estos componentes? Pues nuestro sistema comenzará a resentirse tanto a nivel físico como emocional y lo que menos nos debe preocupar es llegar muy cansados al final de nuestra jornada, ya que lo importante es el número ascendente de ictus, tumores, infertilidad, etc.
En esta sociedad que nos anima a no dejar de hacer cosas, resulta difícil desengancharse de la actividad, convertida en una especie de droga que reclama mantener la mente ocupada todos los minutos del día. Claramente aumenta cada día la adicción a los videojuegos, pero también al móvil, a las redes o al trabajo (workaholics). Hay estudios que demuestran que el 80% de las personas tiene el móvil en la mano a los 15 minutos de despertarse y muchos de ellos es para ver si tienen un nuevo correo del trabajo.
El ser humano se encuentra inmerso en una cultura que glorifica el hecho de estar siempre ocupados. Se venera a la persona adicta al “hacer”, cuando el verdadero problema es que esa misma persona, muchas veces, no sabe cómo y cuándo detenerse.
Ahora te invito a que contestes estas preguntas ¿te das permiso para parar, eres capaz de no hacer nada? ¿dedicas tiempo a cuidarte, a descansar y desconectar? ¿duermes lo suficiente? ¿Cuándo estás con alguien y hay un silencio largo te incomoda? ¿crees que si paras serás menos productivo?
Andrew J. Smart en El arte y la ciencia de no hacer nada describe, desde un planteamiento científico, las características y partes que conforman el sistema nervioso del ser humano para sostener que el cerebro permanece activo cuando no está concentrado en una tarea específica y bulle en actividad cuando se supone que está en reposo. A partir de estos descubrimientos, Smart nos dice que la multiactividad es perjudicial para el cerebro, y que necesita estar ocioso para ser creativo. Describe cómo aumenta la creatividad cuando echamos el freno como Newton o Rilke, que realizaron algunos de sus mayores descubrimientos y creaciones cuando estaban descansando. Encuentra un vínculo entre la relajación mental y la salud física, si aumentamos momentos ociosos más horas al día puede añadir años a nuestra vida.
“Nadear” que proviene del término holandés Niksen, el arte holandés de no hacer nada, define la inactividad del individuo con la intención de apaciguar la mente para recuperar la productividad, la eficacia y la agilidad mental. No se trata de meditar, sino de hacer una pausa donde pueden existir pensamientos, pero requiere de la inacción para luego obtener mayor nivel de desempeño en todas las áreas de su vida.
La capacidad de quedarse quieto sin que se estimule el apagado es un proceso fisiológico complicado y desafiante ya que no estamos acostumbrados a ello. Se trata de no enfocar la atención en nada en específico, dejando de hacer actividades que impliquen obtener algo a cambio.
Te sugiero incluir en la agenda diaria momentos para nadear, creando intervalos de tiempo para ponerlo en práctica hasta convertirlo en un hábito y lograr no sentirse culpable por no hacer nada. La clave está en acondicionar un entorno cómodo para y tomarlo como un entrenamiento necesario para recuperar el equilibrio en la vida.
Te invito a que empieces a ser consciente de lo siguiente:
Practicar el no hacer nada tiene múltiples beneficios, fomenta la creatividad, la serenidad, la agilidad mental y el entusiasmo. Te aseguro que conseguirás ser mucho más productivo.
Cuando alcanzamos el bienestar somos capaces de evolucionar. Aprender a no hacer nada será la manera de encontrar el equilibrio para las personas cuyas vidas están repletas de actividades y necesitan bajarse del tren para poder disfrutar del verdadero viaje.
En la quietud el mundo se restaura. – Lao Tzu
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