Ya han pasado más de 6 meses desde que nos anunciaron que nos teníamos que confinar en nuestros hogares. A partir de ahí se han producido muchos cambios en nuestra sociedad. El miedo, la tristeza y la inseguridad se apoderaron de nosotros. Claramente se desestabilizó todo nuestro sistema nervioso al percibir que “el mundo está cambiando para siempre”, perdiendo la confianza y la seguridad que necesitamos para sentirnos equilibrados.
Como algunos mamíferos, los humanos somos una especie social, por tanto, la supervivencia humana depende de la interacción social. El biólogo evolutivo Dobzhansky afirma que “el más apto puede ser también el más amable, porque la supervivencia a menudo requiere la ayuda y cooperación mutuas”.
El distanciamiento social o la cuarentena claramente impactan en nuestro sistema nervioso sintiendo la amenaza, ya que el humano a través de la comunicación y la conexión consigue calmarse. La paradoja ahora es que si te relacionas es muy probable que te infectes.
En consulta he podido comprobar cómo la pandemia ha llevado a muchas personas a un estado fisiológico de amenaza produciendo un desequilibrio físico y mental, afectando esto a cómo se han relacionado ante los demás.
Lo importante es entender a aquellas personas que han adoptado ciertas conductas inusuales. En función de su salud física y mental, de cómo y con quien han pasado esta situación (sólo o en compañía) y de sus creencias (miedo al contagio) habrán sufrido más o menos desequilibrio emocional a lo largo de estos meses.
Algunas claves para relacionarnos en estos tiempos:
Cómo relacionarte en tu entorno:
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